Presente, pasado y futuro se diluyen
hasta no ser nunca más
y serlo todo a la vez.
Un lugar donde el eco de lo más lejano
resuena aquí al lado;
en nuestros oídos;
y ser sentimentalmente correcto
está prohibido.
y yo no paro de pensarla a ella
y hacer una pelota arrugada
con lo que tiene que decir.
Quizá ese es el gesto más típico del miedo.
Quizá la idea es alisar mis aristas
y mirarlas fijamente
hasta que se derritan
junto con el tiempo;
hasta que sean
de mí.