A veces
me bastan tus canciones
para soplar la niebla
y lanzarla l e j o s,
para arrullarte en mis brazos
cuando mi alma tiembla,
para sostener nuestro peso
mientras mis oídos mientan.
A veces
me bastan tus canciones
para creerme bajo tu colcha
desnuda en cuerpo,
desnuda en alma,
para tenerte enredado en mi pelo
y cantarnos
en la cama
bien bajito
y convencidos,
que no hay aire
entre nosotros,
ni castillos,
ni murallas,
ni asfalto,
ni ladrillos.
A veces,
de veras,
me bastan tus canciones,
pero sólo,
sólo,
mientras mis oídos mientan.
Quedémonos donde no giren las veletas.
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