21.9.14

Campanas.

La misma Luna nos alumbró ahora que entonces
los ceños fruncidos
e inciertos perdones.

Matamos al lobo con la plata
a la derecha de los corazones,
a sus fruncidos arrepentimientos,
a sus inciertos perdones.

Matamos al lobo con la plata
que gira como nosotros giramos
cuando la luna alumbra con ganas
las frentes que juntan los labios.

La misma luna nos alumbró ahora que entonces
sonriendo codo con codo

lo más ciertos perdones.

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