Encaramada al mar como estaba, dejó su pelo al aire mientras susurraba al viento con aquella infantil sonrisa, que un día de otoño le había robado su miedo al invierno. Que se lo había arrebatado a golpe de caricia, y que sus latidos naranjas se habían enredado en su pelo de fuego. Había descubierto cómo burlar el falso sol de diciembre cubriendo a carcajadas aquel cielo que le hacía cosquillas en el costado, rasgando el silencio con las palabras de un universo oculto entre canción y canción, y guardando entre las sábanas los secretos de un océano de nubes.
Había descubierto entre las cosas más comunes, la cosa más excepcional.
Siempre tan poética, me gusta mucho el nivel de abstracción de este texto, y esa manera de transmitir una nube de sensaciones que se dan juntas en un momento fugaz :)
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