Seamos la contradicción del cielo, la pesadilla de este suelo;
el aroma de la calma, el susurro más vivo de la duda más inerte,
déjame volar mientras las calles están vacías y el miedo ausente.
Méceme en tu invierno traicionero, en tu sueño de balbuceo incoherente.
Enrédame en el vaivén de tus secretos, en lo más grande de un mensaje escueto;
en un silencio menos mío, en nuestro dulce arrullo impaciente,
y enséñame a operar la ecuación de estos corazones que no mienten.
Seamos el mejor arpa del Sáhara, el mejor viento de enero,
las ciudades fortificadas, la magia de aquellos que sienten,
la escritura viva, la respiración agitada, el alma inquieta,
seamos el tiempo que vuela.
Y si tenemos que ser,
o no ser,
o ser sin ser
o sin ser, ser,
sea como fuere,
fuere como sea,
seamos tormenta.
Oiga usté, de lo mejorcico que le he leído :)
ResponderEliminarMuy emotivo, y describe muy bien cómo se siente. Además, me identifico. Y al final habla de tormentas para comprarme. PUES ASÍ SÍ, COJONA.