5.8.12

El asesino...

Nada estaba como en su memoria. Nada estaba como lo había dejado, y de hecho, la primera culpable de todo aquello habían sido ella y su corazón de carbón.

Cuando volvió a posar sus pies sobre el olvido, digamos que su única presencia no era sino un recuerdo más, como las sillas vacías o los silenciosos peldaños de las escaleras. El problema era que ella dolía. Cada latido resultaba un martillazo a los ya de por sí débiles cimientos del respeto. Y digamos también, que si bien se sentía poderosa y reina de un destino, toparse de frente con la chimenea la hizo de nuevo esclava de sus actos y protagonista de un futuro vacío.

De repente, como un soplo de verano, perdió toda conciencia y el pasado le brindó escenas en sepia y calor. Mucho calor.

Vio unas manos.

Oyó un alarido.

Y sus propias carcajadas le taladraron el sinsentido.

Antes de que se diera cuenta se encontró sola, palpando a ciegas en busca de una voz perdida, y se tropezó con una superficie tan sucia como su atormentada existencia. Se dejó las uñas, las yemas y los nudillos en arañar... ¿quién sabe? ¿Un perdón? Pero no tuvo que suplicar durante mucho tiempo más.

No.

Las llamas llegaron primero. Y ésta vez vio sus brazos, oyó sus gritos, y escuchó mis carcajadas.

...siempre, siempre vuelve al lugar del crimen.

Propiedad de Samkale Bellacrux.

1 comentario:

  1. Que genial Cristina.... :)Jajaja, y todo eso con mi mediocre foto siniestra? JO, pues a saber que haces con fotos buenas de verdad :D
    Me gusta mucho el tono velado del texto, insinuando algo oscuro por detras pero sin develar del todo la trama de la historia ni los protaonistas. Genial ;)

    PD: Ayer cierto señorito y yo buscamos vuestros post-its poeticos por el paraninfo, pero ya no estaban :(

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