4.12.12

Lava.

Contó la sirena al viento
lo que el mar no quiso confesar,
que sus aguas buscaban la arena
de una dulce mañana de sal.

Volaron gaviotas de día
tejiendo redes al alba
con suaves estelas de deseo
que eran sus ojos de lava.

Susurró la sirena,
me arrulló el mar,
me perdí en la arena
y en tu sabor a sal.

Aleteó una gaviota,
que antaño cantaba
en suspiros de alma rota,
la sinfonía del alba.

Cuerpo plagado de estelas,
inocente mirada de estrellas,
certero deseo
de ojos de fuego,
mirada de incienso
y delicado «te quiero».

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